Emergencia climática

Artículo en Público "Incidencia del sector militar en la emergencia medioambiental"

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El objetivo de este artículo es poner de manifiesto que el sector militar mundial contribuye de forma significativa a la emergencia climática, tanto por el enorme volumen de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), como por la contaminación medioambiental. A pesar de ello, el sector militar no está sometido a ningún tipo de regulación, control o restricción dirigidos a reducir su impacto medioambiental.El objetivo de este artículo es poner de manifiesto que el sector militar mundial contribuye de forma significativa a la emergencia climática, tanto por el enorme volumen de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), como por la contaminación medioambiental. A pesar de ello, el sector militar no está sometido a ningún tipo de regulación, control o restricción dirigidos a reducir su impacto medioambiental.
Contaminación medioambiental

Las operaciones militares contaminan los ecosistemas terrestres y acuáticos con sustancias tóxicas o materiales peligrosos, consumen ingentes cantidades de combustibles fósiles en aviones, barcos y vehículos terrestres y son responsables de la deforestación y de la pérdida de biodiversidad. Las minas y bombas sin estallar inhabilitan las tierras para usos agropecuarios y permanecen como peligros permanentes para la población. La producción, el almacenamiento, el transporte y la eliminación de armas biológicas, químicas y nucleares son potenciales factores de agresiones medioambientales.

Una contaminación medioambiental militar de la que se habla poco es la radiactiva, a pesar de que perdura durante largos periodos de tiempos, hasta miles de años. Durante décadas, los Estados nuclearmente armados hicieron pruebas con sus armas nucleares en diversas zonas. La utilización de uranio empobrecido en proyectiles de artillería (que incrementa su capacidad de penetración) es otra causa de contaminación radiactiva. Cuando el proyectil impacta, disemina material radiactivo por la zona.

Se estima que los terrenos de entrenamiento y las fincas militares representan entre el 1 y el 6% de la superficie terrestre. Por lo tanto, la forma en que se gestionan estas tierras puede influir de forma significativa en las emisiones globales. La emergencia climática nos traerá un futuro con sequías y altas temperaturas estivales. Salvo que se tomen medidas, los campos de tiro en terreno militar pueden incrementar el riesgo de incendios. Los incendios son una fuente importante de emisiones y disminuyen la capacidad de la vegetación y del suelo de almacenar carbono. Cuando los incendios ocurren en terrenos de entrenamiento militar, las tareas de extinción pueden ser complejas y peligrosas a causa de la existencia de artillería sin explotar. Los ejercicios de entrenamiento militar por sí solos también generan importantes emisiones GEI y degradación del suelo.

En el mundo, la gestión de residuos representa aproximadamente el 3% del total de emisiones GEI. Las fuerzas armadas generan residuos de material o equipamiento militar, incluyendo municiones, que generalmente se destruyen por detonación o quema. Esta práctica contamina la tierra, genera gases nocivos y emite GEI. En los ejércitos, la eliminación de residuos se llevaba a cabo tiempo atrás en pozos abiertos donde se quemaban los desechos. Este sistema, pero, todavía no ha sido erradicado de todas las fuerzas armadas. Por otro lado, se ha detectado la presencia de productos químicos muy contaminantes y perjudiciales para la salud en las aguas subterráneas y en el agua para beber, por ejemplo en zonas próximas a algunas bases norteamericanas de Okinawa y China Lake en California.
Emisiones de GEI

El aspecto que ha sido evaluado más detalladamente es el de las emisiones GEI. Pasemos a comentarlo.

Las actividades militares, a pesar de ser altamente contaminantes, no han de comunicar sus emisiones GEI a Naciones Unidas. En el Protocolo de Kioto de 1997, tanto los datos sobre emisiones militares como su posible reducción quedaron fuera del Acuerdo. Los Estados Unidos insistieron mucho en ello, alegando cuestiones de seguridad nacional. El Acuerdo de París de 2015 suprimió la exención de Kioto, pero permite que la información relativa a emisiones militares sea voluntaria y deja la reducción de las emisiones militares al criterio de cada país. Por lo tanto, la información sobre emisiones a menudo no está incluida. Incluso cuando lo está, los datos sobre emisiones GEI militares son a menudo incompletos. La información deficiente es la norma.

Las fuerzas armadas son grandes consumidoras de energía fósil y, por lo tanto, son grandes contribuidoras a la emergencia climática. Cuando las fuerzas armadas informan sobre sus emisiones, habitualmente proporcionan datos únicamente sobre el consumo energético de bases militares y el combustible de aviones, barcos y vehículos terrestres. Pero una evaluación completa ha de tener en cuenta el coste medioambiental del ciclo completo de vida de las actividades militares, que incluya, por ejemplo, la producción de armas, las cadenas de abastecimiento y la tecnología vinculadas a dicha producción y la cadena de todo el suministro militar. En el caso del armamento, hay que evaluar la extracción de materias primas, la fabricación, la utilización por parte de las fuerzas armadas, su desmantelamiento y su eliminación al final de la vida útil.

En el aspecto de eficiencia energética, los edificios que pertenecen a las fuerzas armadas no están obligados a cumplir los requisitos mínimos de actuación energética. Los requisitos de eficiencia energética de los productos, servicios y edificios adquiridos por los gobiernos solo se exigirán en los contratos de las fuerzas armadas si su aplicación no causa ningún conflicto en el objetivo y el carácter de las actividades de las fuerzas armadas.
Emisiones de Estados Unidos

Las fuerzas armadas de los EE. UU. consumen más fuel y emiten más GEI que la mayoría de los países de tamaño mediano. Solo teniendo en cuenta las emisiones derivadas de la combustión de fuel, el Departamento de Defensa (DoD) es el 47º mayor emisor de GEI del mundo. El elevado número de acciones militares y la magnitud de sus fuerzas armadas e instalaciones en todo el mundo hacen del DoD el mayor consumidor de energía de los EE. UU. y el mayor consumidor institucional de petróleo del mundo. Es un factor determinante que los EE. UU. hayan estado ininterrumpidamente en guerra o implicados en acciones militares desde 2001 (inicio de la guerra global contra el terror). Desde 2001, el DoD está consumiendo un 77-80% de todo el consumo energético del gobierno de los EE. UU.

Se han hecho estimaciones de las emisiones y del consumo de fuel del DoD a partir de los datos publicados por el Departamento de Energía. En cuanto a las emisiones de la industria militar de los EE. UU., se podrían estimar en un 15% del que emite toda la industria norteamericana, puesto que en la militar trabaja el 14,7% de los trabajadores del sector industrial de los EE. UU…

En resumen, sumadas las emisiones de CO2e [1] del DoD y las asociadas a la producción de armamento se obtiene que la actividad militar de los EE. UU. fue la responsable de la emisión de 212 millones de toneladas de CO2e durante el año 2017. Estas emisiones son casi el doble de las emisiones de Bélgica (114 millones de toneladas) o la mitad de las de Francia (471 millones) durante el mismo año.
Emisiones de la Unión Europea 27

El European Green Deal presenta un plan de acción para conseguir el objetivo de cero emisiones GEI en 2050. Aun así, el informe anual del European Environment Agency que expone las tendencias y proyecciones basadas en los datos nacionales de emisiones GEI y consumo de energía, no incluye las fuerzas armadas como sector específico sobre el cual haya que informar.

El Military Concept on Environmental Protection and Energy Efficiency for EU-led military operations de la UE reconoce la necesidad de que las operaciones militares aborden adecuadamente la protección medioambiental. Sin embargo, afirma también que la necesidad militar puede justificar la cancelación de los estándares de protección medioambiental durante las operaciones de la Política Común de Seguridad y Defensa y que estos imperativos operacionales habitualmente tendrán prioridad.

Un estudio de Parkinson y Cottrell de 2021 estima las emisiones de GEI generadas por el sector militar de la UE. Se contabilizan las emisiones de las fuerzas armadas, las de la industria militar y las correspondientes a la cadena de suministro. Se obtiene, para el 2019, una cifra del sector militar de la UE-27 de más 24 millones de toneladas de CO2e. Esto equivale a las emisiones de CO2 de unos 14 millones de coches medianos. O bien a las emisiones anuales de Croacia, Eslovenia o Lituania. El informe subraya las deficiencias en la información que proporcionan los Estados miembros sobre sus emisiones militares y concluye que el European Green Deal ha ignorado «totalmente y deliberadamente» todo lo que se debe hacer con el impacto climático de la militarización. El estudio afirma también que «es preciso que la desmilitarización forme parte de cualquier Green Deal creíble».
Emisiones Reino Unido

Las emisiones totales de las fuerzas armadas y del sector militar-industrial, durante el año fiscal 2017-2018, fueron de 6,5 millones de toneladas de CO2e. Esto es superior a las emisiones directas de CO2e de unos 60 estados.
Emisiones OTAN

Teniendo en cuenta la contribución de la OTAN al gasto militar mundial y que sus Estados miembros alojan una buena parte de la industria mundial de defensa, podemos afirmar que la Alianza Atlántica es el mayor emisor militar de GEI del mundo.

La OTAN adoptó el Green Defence Framework el 2014, que se propone mejorar la eficiencia energética pero no incorpora ningún objetivo de reducción de emisiones GEI ni ninguna actuación medioambiental.
Reflexiones finales

La tendencia global es que el gasto militar aumente los próximos años. En el caso concreto de la OTAN, hay un acuerdo de incrementar el gasto militar hasta el 2% del PIB de sus miembros. Tanto este aumento de gasto como los programas de modernización tecnológica y las operaciones militares de la OTAN o de la UE fuera de Europa son posibles potenciadores de un incremento de emisiones. Cualquier nueva operación militar generará nuevas emisiones de GEI.

Hay que incorporar el sector militar en el cómputo de las emisiones de GEI. Hace falta también regular y controlar las actividades del sector militar para reducir significativamente sus agresiones medioambientales.

Toda respuesta rigurosa de lucha contra la emergencia climática deberá incluir necesariamente el desmantelamiento de buena parte de la maquinaria militar.

[1] Emisiones CO2e (CO2 equivalente) es el resultado de contabilizar las emisiones de todos los gases de efecto invernadero.


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