No a las bases militares

Marcha antimilitarista contra el cuartel de Soietxe

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Marcha antimilitarista contra el cuartel de Soietxe

En este contexto socio-sanitario se demuestra más absurdo que nunca el derroche en los presupuestos que supone el mantenimiento de las estructuras militares, además siempre retrayendo ingentes cantidades de dinero de las partidas para la protección social, mas necesaria ahora que nunca para reforzar la protección sanitaria y de los colectivos mas vulnerables.

Ahora más que nunca es necesaria la transformación de estas instalaciones en un espacio para el desarrollo de la comunidad.

Durante la pandemia se están adjudicando por parte del estado contratos históricos para la compra de carros de combate, vehículos y otros «juguetes» para la guerra, en concreto se han gastado más de 2.000 millones de euros en vehículos de combate y más de 200 misiles, apuntalando así una industria de la destrucción y de muerte.

La realización de labores netamente civiles como limpieza y rastreo de contagios por parte del Ejército es un ejercicio torpe de legitimación de un cuerpo militar que tiene unos costes operativos y de despliegues desorbitados frente a los sistemas de protección civil.

Más allá de la ineficiencia de los cuerpos militares dedicados a estas tareas respecto a los cuerpos civiles, lo que queda en evidencia es que el ejército, una institución que entrena a sus miembros para manejar máquinas de guerra y aprender a matar, se ve obligado a realizar tareas que no le son propiamente militares para intentar resultar aceptables por la sociedad a la que dicen defender.

El Estado español además de intervenir en 17 guerras (mas de 2.800 efectivos desplegados), es el séptimo exportador mundial de armas, a través de entre otros de el puerto de Bilbao o el aeropuerto de Lopiu. Además investigaciones han demostrado cómo han sido utilizadas utilizadas contra población civil en países como Siria o Yemen. El mismo Gobierno que blindando militarmente las fronteras, rechaza a las personas que huyen de esas guerras, mientras saca grandes beneficios de una industria armamentística, subvencionada que debería entrar en un proceso de conversión.

Por todo esto aprovechamos para hacer un llamamiento a la movilización permanente en contra de la cultura del miedo y de la guerra y os emplazamos a octubre de 2021 para volver a realizar la tradicional marcha para la reconversión del acuartelamiento de Soietxes.